Si el amor es una isla (Silence Hill #1) por Esther Sanz

Luisa viaja a una pequeña isla del canal de la Mancha donde el tiempo se detuvo hace siglos. Allí trabajará en un exquisito hotel regentado por un hombre misterioso que lo dirige con mano firme y estrictas reglas. Desobedecerlas tiene castigo,sin embargo, Luisa no puede controlar su curiosidad y se verá envuelta en situaciones límite y juegos oscuros ideados por el jefe. Su osadía será castigada, pero resolver el misterio que envuelve al amo tendrá recompensa. Él, exigente y distante, y ella, curiosa y de espíritu intrépido, chocan estrepitosamente. O de forma espectacular, depende de cómo se mire. Secretos, aventuras y enfrentamientos dan paso a un tórrido romance que bebe directamente de las grandes novelas románticas de siglo XIX.

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OPINIÓN PERSONAL

Aún recuerdo ese 30 de Enero del año 2015, el día en el que comencé y terminé este maravilloso libro. El que me hizo amar a Esther Sanz completamente, porque después de leer El Bosque de los corazones dormidos no podía parar. 

Haber conocido los libros de Esther ha sido toda una experiencia, y el día que la conozca en persona (porque sé que algún día visitará mi país) será uno de esos momentos que añoraré por siempre.

Cuando me enteré que Esther Sanz publicaría una continuación para Si el amor es una isla, lloré. Fue inevitable no emocionarme con la noticia, y más fue la alegría cuando leí mi nombre en los agradecimientos de «Si el amor es una canto de sirena».

Esther tiene una forma delicada de escribir, siempre diré que embellece cada palabra de sus historias. Hay magia. Y este libro en particular tiene una gran dosis.

Lou llega a la isla de Sark con la finalidad de empezar a trabajar, ya que tiempo atrás había aplicado para ganarse la vida como mucama en un hotel. Ella es una jovencita que se ve obligada a abandonar los estudios por su padre, él se encuentra gravemente enfermo y la remuneración por trabajar en ese hotel era difícil de rechazar. La sorpresa que se lleva es grande cuando observa que esa isla está atrapada en el tiempo, carruajes por las angostas calles empedradas, alrededores con una aquitectura clásica y gente misteriosa.
El puesto de trabajo consta de cláusulas y hay una en específico que despertará la curiosidad de Lou: No te acerques a la habitación del ala oeste. Curiosa por naturaleza saldrá desobedeciendo las normas, y es así como se envolverá en una cortina de dudas, misterios y secretos que ella estará empeñada a descubrir.
Esther maneja el aura de suspenso hasta el final, realmente me sorprendí con el giro (muy inesperado) de la historia. Uno de los personajes que amé con locura fue Jim. Él es un pueblerino más en Sark, pero que juega un rol muy importante. Hay muchos personajes secundarios que tienen su propia historia, y lo más alucinante es que las cosas que suceden cobran sentido cuando se revela los secretos de estos. ¡Esther es una genia!
Recuerdo convencer a un amigo del instituto de que lo lea, no demoró ni dos días y ambos estábamos con la boca abierta por esos intensos últimos capítulos en donde casi todo sale a la luz.

¿Qué sería de la historia sin Patrick Groen? Habían secretos y especulaciones sobre por qué no se le podía ver, ni mucho menos tener contacto alguno con él. Cuando este personaje empieza a participar de la historia dará un giro radical a la trama, y emocionalmente Lou se verá implicada.
Lou es un personaje que encanta y en ocasiones me sentí identificada, no se amilana por el qué dirán y sigue su instinto, valiente por tomar una decisión muy madura para su edad, porque dejar todo no es fácil y más si en juego se encuentra el bienestar de una persona que se ama.
Un triángulo amoroso en el que necesariamente no son tres los que se ven involucrados y una revelación que te dejará sin habla.

Si el amor es una isla que tiene una ligera pinceleada de "El fantasma de la ópera" y la hermosa portada juega muy bien con la escencia de la historia. No pierdan la oportunidad de leer los libros de Esther Sanz, es una preciosidad y sus escritos te arrancarán más de un suspiro.